La historia de la Ciencia es la historia de sus teorías, o mejor dicho, la historia de la aceptación o rechazo de las teorías científicas que la civilización humana ha producido. Y la aceptación o rechazo de una teoría depende en buena parte de cuestiones sociales, pero en modo alguno es reducible a estos factores.
La aceptación de una determinada teoría, esta en principio determinada por lo que enuncia relativo a la naturaleza (explicación de la experiencia disponible, predicción de eventos, promesas de índole tecnológica, etc.) y por su relación lógica con otras teorías (si las complementa, contradice, o simplemente se distancia de ellas). También en este nivel (el de la enunciación) la aceptación o rechazo de la teoría depende del estatus del científico que la propone (si es un novato, alguien extra académico, un repetado investigador, etc.) y de lo sensible que sea en el momento la comunidad a la innovación teórica (sensibilidad que por supuesto pertenece a la situación histórica particular de la comunidad).
Sin embargo, a pesar de que se puede aceptar o rechazar una teoría a partir de su sola enunciación, son numerosos los casos en que esto no ocurre. Lo que ocurre es que a menudo, una teoría luego de su enunciación es puesta a prueba: se le da una oportunidad, se experimenta con ella y la teoría empieza a producir hechos conocidos o desconocidos, aplicaciones, y nuevas predicciones. La valoración de estos "objetos" (valoración que determinará si la teoría es aceptada o rechzada) está sujeta a cuestiones sociológicas; pero la producción de tales "objetos" depende únicamente de la adecuación de la teoría a la realidad, de la relación Teoría-Naturaleza. Y esto es lo que hace que la historia de la Ciencia sea irreducible a las condiciones sociales en que se desarrolla, y por ende, ni la Ciencia ni su status pueden explicarse (ni discutirse) en términos meramente políticos, económicos o sociales. La sociología podrá explicar porque los hechos de una teoría fueron socialmente más valorados que los de otra, pero es necesario introducir términos físicos que expliquen porque cada teoría dio lugar a tales hechos y no otros.
La aceptación de una determinada teoría, esta en principio determinada por lo que enuncia relativo a la naturaleza (explicación de la experiencia disponible, predicción de eventos, promesas de índole tecnológica, etc.) y por su relación lógica con otras teorías (si las complementa, contradice, o simplemente se distancia de ellas). También en este nivel (el de la enunciación) la aceptación o rechazo de la teoría depende del estatus del científico que la propone (si es un novato, alguien extra académico, un repetado investigador, etc.) y de lo sensible que sea en el momento la comunidad a la innovación teórica (sensibilidad que por supuesto pertenece a la situación histórica particular de la comunidad).
Sin embargo, a pesar de que se puede aceptar o rechazar una teoría a partir de su sola enunciación, son numerosos los casos en que esto no ocurre. Lo que ocurre es que a menudo, una teoría luego de su enunciación es puesta a prueba: se le da una oportunidad, se experimenta con ella y la teoría empieza a producir hechos conocidos o desconocidos, aplicaciones, y nuevas predicciones. La valoración de estos "objetos" (valoración que determinará si la teoría es aceptada o rechzada) está sujeta a cuestiones sociológicas; pero la producción de tales "objetos" depende únicamente de la adecuación de la teoría a la realidad, de la relación Teoría-Naturaleza. Y esto es lo que hace que la historia de la Ciencia sea irreducible a las condiciones sociales en que se desarrolla, y por ende, ni la Ciencia ni su status pueden explicarse (ni discutirse) en términos meramente políticos, económicos o sociales. La sociología podrá explicar porque los hechos de una teoría fueron socialmente más valorados que los de otra, pero es necesario introducir términos físicos que expliquen porque cada teoría dio lugar a tales hechos y no otros.
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