Quienes claman por una mejor articulación entre Sociedad y Ciencia, no suele percatarse de dónde provienen y cómo se desarrollaron los automóviles que conducen, la computadora donde trabajan, los alimentos transgénicos que consumen, el televisor con el que se entretienen, la ropa de tejido sintético que visten, los antibióticos que ingieren cuando enferman, etc... Sin embargo, todo esto que legítimamente puede ser denominado "articulación", no es tenido en cuenta. Pareciera que se tiene una idea mística de lo que es o debiera ser la articulación entre la Ciencia y la realidad social en que se produce, una idea de que la Ciencia de alguna manera debería adquirir rasgos autóctonos de la sociedad que la financia. Entonces los alemanes tendrían su ciencia alemana, los norteamericanos su ciencia yanqui, los chinos su ciencia china y nosotros nuestra ciencia Nac&Pop. Esta pareciera ser una de las propuestas que Varsavsky expuso en su muy difundido ensayo "Ciencia, Política y Cientificismo".
Lo interesante es que al llevar esta idea a la práctica no puede hacerse mas que financiar alguna investigación científica sobre un objeto autóctono: en vez de estudiar, como hacen en el Norte, el grafeno y su comportamiento a temperaturas cercanas al cero absoluto, hagamos que se investigue la composición química del huevo de ñandú. Pero de esta manera jamás obtendríamos esa Ciencia N&Pop que se desea. La única característica de la Ciencia es su método de investigación, ni siquiera su objeto de estudio. Al estudiar científicamente objetos regionales, no haríamos mas que introducir variables locales en una receta estándar de investigación... Ahora bien, dedicar recursos financieros y productivos a la investigación y desarrollo a problemáticas regionales a fin de darles solución es algo completamente válido. Pero ello no produciría ni una Ciencia Argentina, ni un Saber Nacional ni nada parecido, ni sería incompatible con lo que hayan hecho los alemanes, los nortemericanos o chinos: todos en el fondo habríamos hecho lo mismo: aplicar el método científico.
Lo interesante es que al llevar esta idea a la práctica no puede hacerse mas que financiar alguna investigación científica sobre un objeto autóctono: en vez de estudiar, como hacen en el Norte, el grafeno y su comportamiento a temperaturas cercanas al cero absoluto, hagamos que se investigue la composición química del huevo de ñandú. Pero de esta manera jamás obtendríamos esa Ciencia N&Pop que se desea. La única característica de la Ciencia es su método de investigación, ni siquiera su objeto de estudio. Al estudiar científicamente objetos regionales, no haríamos mas que introducir variables locales en una receta estándar de investigación... Ahora bien, dedicar recursos financieros y productivos a la investigación y desarrollo a problemáticas regionales a fin de darles solución es algo completamente válido. Pero ello no produciría ni una Ciencia Argentina, ni un Saber Nacional ni nada parecido, ni sería incompatible con lo que hayan hecho los alemanes, los nortemericanos o chinos: todos en el fondo habríamos hecho lo mismo: aplicar el método científico.
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