Cuando un científico quiere explicar un hecho, busca su porqué; luego sistematiza la respuesta en términos de causa y efecto, o en términos de una mejor descripción del hecho. Kepler respondió a la pregunta por la trayectoria de los planetas describiendo con una elipse sus órbitas; Galileo hizo lo suyo al explicar cómo la trayectoria de las balas de cañón eran descriptible con una parábola; Lavoisier mostró la presencia de oxígeno como la causa de las combustiones; Darwin señaló cómo la selección natural daba lugar al cambio en las especies; etc. Lo que se suele criticar de las explicaciones científicas es que responden a cómo suceden los hechos pero no a su porqué. Luego declaran que el porqué de las cosas está fuera del alcance de la Ciencia, y que esa es una cuestión que deben responder la Moral, la Religión o la Doctrina de turno. Podemos coincidir con la primera crítica: las explicaciones científicas se sistematizan y responden en términos de cómo ocurre y se desarrolla un determinado hecho. Pero en cuanto a la segunda crítica, debemos cuestionar firmemente la diferencia entre un "cómo" y un "porqué". Intuitivamente pareciera que el "cómo" exige una descripción como respuesta, mientras que el "porqué" sólo se satisface señalando alguna "intención" o fin último del objeto o evento a explicar. Pero las intenciones no son un objeto físico. Al preguntar "porqué" en vez de "cómo", lo que hacemos es dar lugar a formas instintivas de pensamiento, formas de pensamiento consistentes en dotar a la naturaleza, los objetos y los hechos de personalidad, carácter e intención. Y este enfoque antropocéntrico, es una de las cosas de las cuales el pensamiento científico intenta liberarse. Pero la ciencia la hacen los hombre, por lo que esta liberación no es del todo posible, no existe nada parecido a un método fijo para evaluar la mentalidad con la que se plantean teorías. Pero una forma de lograr parcialmente este objetivo, es responder "cómo" y desdeñar, aún cuando el sentido común nos regaña, los "porqué". Y funciona.
Nota: sospecho que quizás, el hábito de preguntarse "porqué" en vez de "cómo" constituya un real obstáculo epistemológico.
Nota: sospecho que quizás, el hábito de preguntarse "porqué" en vez de "cómo" constituya un real obstáculo epistemológico.
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