Muchas
veces se habla de armonizar la Religión y la Ciencia, limar
asperezas, que los religiosos aprendan un poco de ciencia y que luego
la evalúen a la luz de sus creencias y en última instancia,
flexibilizar un poco estas últimas a fin de no entrar en contradicción (al
menos no directa) con los resultados científicos. Es claro que este
enfoque no es sino defensivo: es la Religión la que debe amoldarse a
la Ciencia... De forma análoga se habla de armonizar la Religión
con la Democracia, o la Religion con los DDHH, o con el movimiento
político de turno. Lo cual no deja de ser gracioso (aunque si es
entendible ya que todo esto es reclamado por diferentes personas): la
Religión no puede ser armonizada con la Ciencia, la Democracia y los
DDHH simultáneamente por la sencilla razón de que estos se oponen
entre sí: la actividad Científica genera inequívocamente una élite
y suele dar lugar (si no se vigila) a la tecnocracia, mientras que el
método empírico socaba todo derecho posible (¿alguien ha visto un
fundamento material al derecho a la vivienda?¿alguien puede medir el
derecho a la autodeterminación individual?). De forma análoga, en
pos de la Democracia se suele reprimir investigaciones científicas
ligadas a temas como la inteligencia y el color de piel, clonaciones
humanas, o la politización de alguna investigación (es patente el
caso del IPC) hace que se descuide la faceta metodológica que
sustenta los resultados... En resumen la Religión puede
compatibilizarse (o mejor dicho, amoldarse) hacia el lado de la
Ciencia o de la Democracia o la Política de turno, pero no puede
hacerlo simultáneamente.